lunes, 2 de marzo de 2009

Del "Viaje" de convertirse en hombre


Vaya a ser casualidad (o causalidad) pero puedo decir que la paz que buscaba con el viaje, y que me venia llevando tanto trabajo, la he encontrado aquí en La Paz. No es por ser una ciudad hermosa (que lo es), ni por la gente, sino por alguna razón que no puedo describir: simplemente es asi. En los últimos días me estoy sintiendo mas bien de lo que me he sentido en años quizá, soy feliz. Todo síntoma de ansiedad y estrés se ha desvanecido como el rocío en el campo. Adiós contracturas, adiós manos peladas, adiós Guido, bienvenido Guido. Si bien se que cada día que pase me voy a ir encontrando mas y mas a mi mismo, ya puedo atisbar quien soy bien en lo profundo, debajo de las turbulentas aguas de la adolescencia que se va. Por primera vez en un buen tiempo, estoy contento de ser quien soy, conforme conmigo mismo, con mi cuerpo, con mis afectos, con mis defectos, con mis maneras de ver el mundo que cambia (por suerte) cada mañana que me levanto en esta bellísima capital boliviana. Hemos estado en lugares increíbles (no es el caso de Villazón, por cierto), pero el Salar de Uyuni se me ha hecho un lugar de ensueño. El lugar tiene un brillo tan intenso y supernatural que el cielo de los Andes es opaco allí. Se me esta transformando la lengua, que ya no habla un español argentino, sino una mezcla de todos los españoles con los que me topo, además de los ingleses, alemanes, franceses, holandeses diferentes que se cruzan (podría decir el Aymara, pero verdaderamente es como chino básico). Hemos bailado ebrios de felicidad y licor de coca y cerveza en los carnavales de Uyuni y La Paz, con la gente local disfrutando de nuestra buena onda y de sacarse las ganas de empaparse unos "gringos" (como todos aquí nos ven; de hecho creen que somos yankees o ingleses y se dirigen a nosotros de antemano en ingles) hasta las medias. Los colectivos son, como me advirtieron, algo que bien podría decirse le falta al Infierno de Dante, una pesadilla de dos pisos recorriendo y tambaleándose por las calles de ripio de las montañas bolivianas (mas un chofer que venia borracho y con papel picado en el pelo cuando salimos para La Paz). De hecho, nos caímos en una zanja y tuvimos que bajar todos para que pudieran desencallar la ballena de 6 ruedas. Pero no pasó nada, no podríamos SIN DUDAS estar mejor. El lunes fue el cumpleaños de Adriano así que salimos acá y conocimos unas mendocinas con las que trabamos amistad, gente muy buena. Quizá nos acompañen al Titicaca. Durante una semana del viaje viajamos con una amigo Uruguayo, Nacho (que cuando veas las fotos, te vas a sorprender de lo igual que es a Franco y Francisco, una mezcla verdaderamente shockeante; lo mas raro aun es que parecía tener una mezcla de sus almas también, como te imaginaras: un tipazo). Así que no te sorprendas si a la vuelta antes de caer en Buenos Aires, no pasemos por Montevideo, donde estamos mas que invitados. Lo único que me viene preocupando hasta ahora es que no tuve un solo sueño hasta hoy a la mañana, que se condice con mi vuelta a un estado de animo excelente. Creo que no estuve soñando simplemente porque mis sueños no tenían nada que aconsejarme, el vivir el presente es suficiente para que el alma se manifieste sola o eso creo yo. ¿Vos que opinas? ¿Porque pueden abandonarte los sueños? Me alegro mucho por Bruno y su tiempo libre, se lo tiene merecido. Decile que cuando vuelva, quiero que me de clases de guitarra que acá no puedo dejar de tocar, por cierto ya estuvimos tocando en publico y nos ha ido bastante bien, estamos componiendo música con los chicos muy buena. También me alegro por Fran, vas a tener otro hijo para extrañar, pero otro hijo feliz. De Renzo solo puedo decir que no me extraña que extrañe el colegio. Por la salud de mis abuelas no puedo mas que ponerme feliz. Yo por mi parte ya no resiento, ya no duelo, simplemente los extraño a todos mas de lo que verdaderamente imagine, espero que cuando vuelva vean al Guido que todos siempre quisieron ver, al que saben que estaba, pero ausente, al que le dolía tanto como amaba amar. Hoy por suerte, solo sé algo: que amo, como te amo a vos Mamá, como me duele que te duela extrañarme, pero como bien sabés es lo mejor para los dos y para todos. Algún día todo esto será para mejor, estoy seguro. Se me hace muy largo contar todo lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo, fuera de innecesario, cuando vuelva tendré horas y horas para hablar, y fotos para mostrar, hoy por hoy solo puedo decirte estas palabras: los amo a todos, los extraño pero los llevo en mi corazón desde Buenos Aires a donde sea. Hoy estamos partiendo para el Titicaca, queremos volver a la naturaleza, la ciudad ya nos dió todo lo que tenía para ofrecernos. Cuando cruce al Perú, llamo por telefono. Jueguen con un palo con Winston por mi y gracias por los consejos sobre la meditacion.

Nos estamos pensando, sintiendo, extrañando.
Con amor, Guido.
Carta de Guido De Marco a su mamá

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