domingo, 7 de agosto de 2011

Que se cierre esa puerta



Que se cierre esa puerta


que no me deja estar a solas con tus besos.

Que se cierre esa puerta

por donde campos, sol y rosas quieren vernos.

Esa puerta por donde

la cal azul de los pilares entra

a mirar como niños maliciosos

la timidez de nuestras dos caricias

que no se dan porque la puerta, abierta...



Por razones serenas

pasamos largo tiempo a puerta abierta.

Y arriesgado es besarse

y oprimirse las manos, ni siquiera

mirarse demasiado, ni siquiera

callar en buena lid...



Pero en la noche

la puerta se echa encima de sí misma

y se cierra tan ciega y claramente

que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto,

escogiendo caricias como joyas

ocultas en las noches con jardines

puestos en las rodillas de los montes,

pero solos tú y yo.

La mórbida penumbra

enlaza nuestros cuerpos y saquea

mi inédita ternura,

la fuerza de mis brazos que te agobian

tan dulcemente, el gran beso insaciable

que se bebe a sí mismo

y en su espacio redime

lo pequeño de ilímites distancias...



Dichosa puerta que nos acompañas

cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción

es la liberación de estas dos cárceles;

la escapatoria de las dos pisadas

idénticas que saltan a la nube

de la que se regresa en la mañana. "

El día del Franco


3 de Agosto de 1989.

A cántaros llovía esa mañana y como decía mi abuela, todo lo que comienza con lluvia es para felicidad. Y jamás la voy a olvidar, porque para mi, y desde ese día, hoy celebro el Día del Franco.
Jamás mejor elegido el nombre, puesto por su papá, luego de un diálogo que fué más o menos así:
- Se llamará como mi padre, me dijo, Ciro.
- Pues si lleva el nombre de tu padre, que también lleve el del mío, le dije, Fortunato ...
Como imaginarán, la pequeña disputa inmediatamente fué zanjada, y Franco le puso su padre, que algo en él sabía que no sólo ese era el nombre de ese niño, sino también su corazón.
Sería muy largo de relatar el por qué les cuento ahora, que a las pocas horas de nacer, yo ya supe de su compasión y su comprensión. De su increíble olfato para acompañar los entuertos humanos, aunque él mismo, vez tras vez, se entuerta solito. Estás más Franco que nunca, le decía yo siempre cuando relataba sin pudores ni inhibiciones todo aquello que turbaba su alma. Estoy más Franco que nunca, ya dice el hoy, cuando así se siente.
Sabio, hermoso, melancólico y procurador de dichas fué desde pequeño.
Y un compañero incansable, atento y amoroso. No había llegado aún a los tres años, cuando esperaba mi llegada empanzada de hermano por venir y piernas cansadas, para proponerme que: me recueste en el sillón y descanse, mientras me preparaba bocaditos con pedazos de migas de pan.
Jamás conocí a nadie más amigo de sus amigos, más nieto de sus abuelas, más hijo de sus padres, más hermano de sus hermanos, más primo de sus primos. En fin, nadie más sabio que él para llevar amores adelante, aunque muchas, muchas veces, no sea correspondido como merece.
Y su mirada ...jamás, nunca, se le escapó ninguna de mis tristezas o tribulaciones.
Un creativo incesante, llenaba mi vida de dibujos y frases de amor ampulosas. Dirigiendo siempre, creando escenas con sus primos y hermanos, disfrazando a todos, armando argumentos y relatos que siempre nos divertían a todos, y a él le llenaban la cara de sonrisas.
Cocinero de los buenos, escenógrafo atrevido, fotógrafo de lo inaudito, amigo y acompañador nato, sabio en el amor, cantante asombroso, y un actor de raza.
Con un alma cargada de tantas luces como de sombras, que bien sé yo cuánto y cuántas veces lo atormentan.
Con el deseo decidido de siempre, un buen día, antes de terminar su secundaria, anunció que se iba a vivir a Hollywood ...y cómo no creerle?
Con coraje y audacia como pocas veces ví, con una independencia envidiable e inaudita en los tiempos que corren, solo, solito, se las arregló para recorrer el camino que lo llevó a la tierra que hoy considera como suya. Paso a paso, sin caer ni desmayar, trazando planes y volviéndolos a trazar, sorteando obstáculos como cordilleras.
Y un buen día, me ví a mi misma como en un delirio, despidiéndolo en el aeropuerto, con el abrazo más cerrado que he dado en mi vida.
Cabría decir aquí que al irse me dejó un agujero en el corazón? No, no cabría. Porque con Franco eso es imposible. Franco se instala en tu corazón, y aunque se vaya, no se va jamás. Jamás de los jamases. Porque lo suyo es eso, quedarse a vivir en tu alma para siempre.
Quienes han tenido la dicha de conocerlo, saben que es imposible no amarlo, y que aunque se vaya, es imposible que lo haga.

Hay algunas mañanas, en que me levanto, la casa está en silencio y sola, y la recorro buscándolo. Hay algunas noches en que por un instante, no concibo que no esté a tiro de mis abrazos y de mis caricias. Pero no hay un solo día, ni uno solo, que no bendiga a la vida por haberme brindado la increíble albricia de ser su madre, y que no se me inflame el corazón de amor y orgullo al saberlo en el mundo.
Porque el mundo, mi mundo, no sería el mismo sin la presencia de Franco. Sin su bendita presencia a tantísimos miles de kilómetros de distancia y a milímetros de mi alma a la vez.
Y para terminar, mi amor, mi dulce amor, sólo te quiero decir "una tosita": Te amo como todos los días, como a cada rato, dulce Príncipe, y te deseo que en este cumpleaños, amanezcas con el ángel de la guarda al derecho.