domingo, 7 de agosto de 2011

Que se cierre esa puerta



Que se cierre esa puerta


que no me deja estar a solas con tus besos.

Que se cierre esa puerta

por donde campos, sol y rosas quieren vernos.

Esa puerta por donde

la cal azul de los pilares entra

a mirar como niños maliciosos

la timidez de nuestras dos caricias

que no se dan porque la puerta, abierta...



Por razones serenas

pasamos largo tiempo a puerta abierta.

Y arriesgado es besarse

y oprimirse las manos, ni siquiera

mirarse demasiado, ni siquiera

callar en buena lid...



Pero en la noche

la puerta se echa encima de sí misma

y se cierra tan ciega y claramente

que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto,

escogiendo caricias como joyas

ocultas en las noches con jardines

puestos en las rodillas de los montes,

pero solos tú y yo.

La mórbida penumbra

enlaza nuestros cuerpos y saquea

mi inédita ternura,

la fuerza de mis brazos que te agobian

tan dulcemente, el gran beso insaciable

que se bebe a sí mismo

y en su espacio redime

lo pequeño de ilímites distancias...



Dichosa puerta que nos acompañas

cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción

es la liberación de estas dos cárceles;

la escapatoria de las dos pisadas

idénticas que saltan a la nube

de la que se regresa en la mañana. "

1 comentario:

Marta Duhalde dijo...

Me encantó tu blog...quisiera seguir visitándolo....saludos